Justo detrás del Mercadona que hay al final de la Carrera del Darro, antes del puente sobre el río, hay una calle pequeña y peatonal. El Bar se llama “Rincón de Cristóbal” y tiene más de cincuenta tapas, pero los callos los hacen riquísimos, casi como los que hace mi Mujer, un pelín picantitos. Ah y el vino Rivera de la casa muy bueno. El Servicio espléndido y profesional. Para repetir!
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