SOMOS LOBOS ESTEPARIOS
A veces me pregunto qué hemos hecho tan mal, para llegar a límites que nunca jamás pensaba llegaríamos. Leo en el periódico GRANADA HOY del viernes 9 de septiembre, concretamente en su página número 16 y en un pequeño recuadro, que nadie acude auxiliar a un indigente en la Granada.
Se amplía un poco la noticia con una foto del pobre hombre tirado en el suelo, junto a su silla de ruedas y con las columnas de la antigua Facultad de Filosofía y Letras de... la calle Puentezuelas.
Según relatan, pasaron más de 20 personas por el lugar y por supuesto no era ninguna cámara oculta de un programa de televisión, era la triste realidad de una sociedad consumista y que nos consume en lo más triste de nuestra existencia. Nadie dijo nada, nadie hizo nada, hasta que por fin, alguien llamó al 092 y al 112 para que acudieran raudos a ver qué pasaba.
La respuesta fue nula, dijeron que ya conocían al citado indigente y que en ocasiones se pone violento y no quiere que le auxilien.
Maldigo una y otra vez dónde van nuestros dineros en impuestos, en cargas, en IBI, en copagos y otras lindezas para que no haya suficiente capacidad tanto económica y sobre todo moral y ética como para acudir cuando una persona lo necesita.
Seguro que ya habrá quien comente, que es normal que esto ocurra, pues hay personas que viven en la calle y que son drogadictos, alcohólicos y gente de mal vivir, qué para qué queremos desperdiciar el poco dinero que se destina a auxilio social.
Repito una y cien veces, que algo hemos tenido que hacer mal, para que en un punto de nuestra evolución actuemos tan insensible y de la manera que relata la noticia del periódico. Es indudable que todas las sociedades urbanas han tenido en el pasado sus indigentes (vagabundos, tullidos, ancianos solos, niños abandonados) que vivían en la mendicidad o de las rapiñas; pero que en pleno siglo XXI y en esta Granada nuestra pasen estas cosas, me sigue molestando y mucho.
A veces me pregunto qué hemos hecho tan mal, para llegar a límites que nunca jamás pensaba llegaríamos. Leo en el periódico GRANADA HOY del viernes 9 de septiembre, concretamente en su página número 16 y en un pequeño recuadro, que nadie acude auxiliar a un indigente en la Granada.
Se amplía un poco la noticia con una foto del pobre hombre tirado en el suelo, junto a su silla de ruedas y con las columnas de la antigua Facultad de Filosofía y Letras de... la calle Puentezuelas.
Según relatan, pasaron más de 20 personas por el lugar y por supuesto no era ninguna cámara oculta de un programa de televisión, era la triste realidad de una sociedad consumista y que nos consume en lo más triste de nuestra existencia. Nadie dijo nada, nadie hizo nada, hasta que por fin, alguien llamó al 092 y al 112 para que acudieran raudos a ver qué pasaba.
La respuesta fue nula, dijeron que ya conocían al citado indigente y que en ocasiones se pone violento y no quiere que le auxilien.
Maldigo una y otra vez dónde van nuestros dineros en impuestos, en cargas, en IBI, en copagos y otras lindezas para que no haya suficiente capacidad tanto económica y sobre todo moral y ética como para acudir cuando una persona lo necesita.
Seguro que ya habrá quien comente, que es normal que esto ocurra, pues hay personas que viven en la calle y que son drogadictos, alcohólicos y gente de mal vivir, qué para qué queremos desperdiciar el poco dinero que se destina a auxilio social.
Repito una y cien veces, que algo hemos tenido que hacer mal, para que en un punto de nuestra evolución actuemos tan insensible y de la manera que relata la noticia del periódico. Es indudable que todas las sociedades urbanas han tenido en el pasado sus indigentes (vagabundos, tullidos, ancianos solos, niños abandonados) que vivían en la mendicidad o de las rapiñas; pero que en pleno siglo XXI y en esta Granada nuestra pasen estas cosas, me sigue molestando y mucho.